Tras algún tiempo sin escribir nada (tal vez demasiado) escribo mi tercera publicación para presentaros mis primeras tarjetas profesionales. Yo las llamo "mes petits papillons" y con ellas espero conseguir darme a conocer en empresas y particulares.
Debo confesar que algunos de los que he visto me encantan (@rainylondon, @LocaliseMe, entrada del blog de Oli Carreira). Quería una identidad, una simple imagen que me reconociera como empresa, que cuando los clientes o colegas la vieran pensaran: "¡Anda! ¡Si es Loreto!"
Cuando terminé la carrera, me encontré con un sinfín de actividades para impulsar mi andadura profesional (currículos en diferentes idiomas, cartas de recomendación, perfiles en redes sociales, cursos,...), pero la que más me hacía ilusión era la de la tarjetita de visita. Ya había leído y visto diseños y recomendaciones de algunos de vosotros pero, fue "peor el remedio que la enfermedad" porque está todo inventado y hay para todos los gustos: originales, profesionales, de diseño, llamativas, sencillas,... Así que dejé en un segundo plano los diseños y me centré en la información que deseaba comunicar cuando yo entregase mi tarjeta a un cliente. En resumen, claridad, profesionalidad y confianza. Éstas fueron las ideas que yo deseaba transmitir. Mi perspectiva cambió al mirarlas y, tras leer algunos artículos de marketing, volví a rediseñarlas mentalmente. De repente, ¡un logotipo! Sí, ¿por qué no?
Reunión de negocios (sí, es cierto, no hay ningún ordenador ) |
Debo confesar que algunos de los que he visto me encantan (@rainylondon, @LocaliseMe, entrada del blog de Oli Carreira). Quería una identidad, una simple imagen que me reconociera como empresa, que cuando los clientes o colegas la vieran pensaran: "¡Anda! ¡Si es Loreto!"
Para crearlas no dude en llamar a mi amigo Carlos Castaño (@carloscastao1), una persona de total confianza y un máquina en diseño gráfico. Es cierto que podía haberlas encargado por internet puesto que hay empresas que por poco dinero y diseños variados te hacen un buen trabajo pero yo quería algo muy específico, personalizado y con vistas a un futuro próspero (espero que no me quede como dice la canción "Te pintaron pajaritos en el aire" ¬¬).
Chicos, ahora el marketing traductoril en la red es algo muy importante y hay mogollón de cursos de asociaciones y empresas para que os pongan al tanto de todo, no dudéis en hacer alguno. Y os digo esto porque, en mi caso, cuando acabé la carrera NADIE me dijo la realidad. Durante mis estudios en la UA no me advirtieron de la existencia de esta oportunidad de promoción tan importante (incluso tenía una profesora que odiaba internet con toda su alma, me encanta Mª Luisa). Por esta razón, hice el curso de Traductores 2.0 de Educación Digital y me pusieron las pilas en este sentido. La presencia y el posicionamiento en la red nos facilitará el acceso a clientes y viceversa, pero ¿se puede comparar con un careo, una sonrisa y una tarjeta? Yo pienso que no. Llamadme carca si queréis pero hay que saber disfrutar la comunicación directa con las personas ¡No somos máquinas! (aunque algunos piensen que sí). Un buen ejemplo sería mi decisión para crear las tarjetas, ¿podía haberlas encargado por internet? Sí ¿Me hubiese salido más barato? Sí ¿Hubiese confiado más? No.
Este pequeño paso hacia el mundo laboral me ha mostrado que hay que prestar la misma importancia o más a tu presencia y desparpajo que a tu perfil de LinkedIn (que también hay que cuidarlo, cuidado) para que tu empresa progrese, al menos, mientras que haya gente a la que nos guste una buena conversación y leamos libros en papel.
Aquí os dejo una foto de mis "petits papillons":
Y, finalmente, como "es de bien nacido ser agradecido"....GRACIAS A TODOS por vuestros minutos de lectura perdidos o ganados, según la situación. Un saludo. ^^